"La inclinación sexual de cada uno no debe marcar diferencia alguna en una sociedad tolerante", dijo la jefa del Gobierno alemán, Angela Merkel, en una iniciativa que promueve la integración y la tolerancia.
"Todo aquel que asuma el riesgo y tenga el valor (de revelar su homosexualidad) debe saber que vive en un país donde no tiene nada que temer. Es mi mensaje político: no tienen que tener miedo", añadió la canciller.
"Si un futbolista, da igual si juega en la Bundesliga o en ligas inferiores, decide reconocer públicamente su homosexualidad y precisa el apoyo de la DFB, tendrá todo nuestro respaldo", apuntó por su parte el presidente de la DFB (federación germana), Wolfgang Niersbach.
El presidente del Bayern Múnich, Uli Hoeness, hizo hincapié en que la totalidad de los clubes deben favorecer la superación de los tabúes. Y opinó que en poco tiempo un jugador logrará admitir su condición sin ocultar su nombre.
El debate volvió a encenderse en Alemania después de que un jugador de primera división revelara, sin dar su nombre, que es gay a la revista Fluter, editada por el respetado Centro Alemán de Formación Política.
"Tengo que ser un actor día tras día y negarme a mí mismo. Si mi sexualidad se hiciera pública, ya no estaría seguro", dijo el futbolista en condición de anonimato.
"No sé si podré soportar hasta el fin de mi carrera la presión creciente entre el modelo de jugador heterosexual y el posible descubrimiento", confesó en una entrevista que tomó alta repercusión en Alemania.
Los prejuicios sobre la homosexualidad en el fútbol se esparcen más allá de Alemania. En la última Eurocopa, el italiano Antonio Cassano reabrió el debate con un comentario fuera de lugar: "Espero que no haya homosexuales en el equipo". Merkel busca dar un paso adelante.
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