domingo, 25 de octubre de 2015

Banquete LGTB, un homenaje a la diversidad



Todo aquel que hubiese tratado de acudir a esta muestra LGTB (lésbico, gay, transexual y bisexual) con antorchas en mano, tras una imagen escandalosa digna de censurar —se da en la historia del arte, boliviano e internacional, en muchísimas oportunidades—, se equivocó. El visitante encontrará en la Casa de la Cultura de Santa Cruz piezas que hablan sobre la homosexualidad, el transformismo y otras muestras de la diversidad y el amor, sí; pero sin duda hallará con creces arte contemporáneo y, ya lanzando juicios, del bueno.

“La Historia la escriben los vencedores. Deciden lo que recordaremos y lo que ocultaremos”, comienza el texto de Eduardo Ribera Salvatierra (Bluebox), curador de la muestra que cuenta con el apoyo de Igualdad LGTB, el Fondo Mundial, Conexión e Hivos. “Así ha sido con el eros masculino. Al mirar cualquier libro de texto de historia, podríamos creer que ninguna sociedad celebró el amor entre hombres, que jamás un pintor, un poeta o un rey abrieron su cama o su corazón a otro hombre. Las pruebas del amor homosexual fueron discretamente suprimidas, como se hizo con griegos y romanos, o destruidas, como se viene haciendo en la actualidad con las muestras de arte inca y maya halladas recientemente”.

Es así que esta muestra surge como una reivindicación para poner en valor a los artistas bolivianos que mostraron su lado diverso y que de alguna manera —unos más que otros— lo han reflejado también de manifiesto en sus obras. Son seis artistas los que han tenido el reto de elegir a otros de la historia universal para crear una relectura de sus trabajos, entablando una interlocución entre dos épocas. Cada uno presenta una o más obras recurriendo al trabajo de un artista icónico LGTB. Además se incluye una breve retrospectiva de su obra.

En el repositorio de la plaza 24 de Septiembre, epicentro de la capital cruceña, se ha juntado a Roberto Valcárcel, Ana Carola Vargas, Julio González, Katia Crimson, Nadia Callaú y Alejandra Dorado —todos de Bolivia— con Miguel Ángel, Leonardo Da Vinci, Lili Elbe, Frida Kahlo, Botticelli y Francis Bacon, entre otras figuras internacionales.

Ni bien se ingresa en el repositorio, resalta a la izquierda un video de la cochabambina Alejandra Dorado en el que, a través de las herramientas de la edición digital, se va desfigurando a sí misma, en alusión al trabajo del pintor español Francis Bacon (1909-1992), conocido por trabajar la deformación y la ambigüedad.

Acompaña este video con una selección íntima creada a través de residuos: hay frascos con callos raspados, una taza y platillo de porcelana con uñas cortadas y barnizadas y, para el público, una pila de hojas, cada una con un residuo, como sangre.

Julio González, que trabaja también con fotografía, tiene dos imágenes que emulan a Leonardo Da Vinci y su Gioconda: Monamamoré y Monaipanema; dos retratos a personajes andróginos de enigmática sonrisa en una fotografía sin ningún retoque.

La obra de González que le acompaña es amplia en el tema: está un compendio de video que, por ejemplo, incluye Caporal dislocado, que primero muestra unas piernas con tacones, una pollera que se mueve al ritmo hasta llegar al torso desnudo del artista. La obra ganó el Premio Arte Joven España del Siart 2011.

Nadia Callaú es una experta en confrontar al cruceño y su identidad en todos los sentidos. En su muestra retrospectiva se puede ver desde intervenciones en collage a fotografías hasta las piezas que propone cada 24 de septiembre, como La historia andando, un happening en el que 70 jóvenes con poleras con los nombres de los personajes de la historia camba recibieron el saludo del alcalde Percy Fernández, banda y todo.

Roberto Valcárcel ofrece una muestra retrospectiva que demuestra su impecable carrera, pero son las dos piezas creadas para la exposición, inspiradas en Warhol, las que brillan: en la primera está un Mickey Mouse despojado de su rojo pantaloncillo, la segunda es la fotografía de una taza de café en la que se refleja la imagen del amado. Sencilla, íntima y poderosa.

La pintura es el lenguaje de Ana Carola Vargas, quien tuvo a Keiko González entre sus maestros. Pero son otros los lenguajes usados los que detonan sobre el tema: La Olga es un video que presenta a una chola que se cambia las polleras y deshace las trenzas frente a las cámaras, y la obra relacional Las cartas, con 100 misivas escritas por niños que viven en cárceles de mujeres. Eso, e Infinito (foto portada), una gran cadena tejida con cabello que se enrosca en el suelo y trepa hacia lo alto.

Cierra la muestra la más novel artista del grupo, pero una de las más contundentes. Katia Crimson es una estudiante transgénero que vive su vida como mujer, habiendo nacido con genitalidad masculina. Si bien se trata de su primera exposición —Ribera la encontró llamado por la fuerza de sus dibujos publicados en internet—, las piezas plantean el tema de la sexualidad ambigua mezclada con los sueños —en un collage matemático de sumar, restar y multiplicar— y un libro con sus dibujos con un zoom para mostrar detalles de su trazo.

Se trata de las propuestas de seis artistas que invitan al (auto)conocimiento, a repensar la sociedad y a darle a los grandes artistas su lugar, sin importar sus preferencias sexuales. Es hora de reescribir la Historia.


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