lunes, 16 de noviembre de 2015

¿Cómo tratan a la población TLGB y a las personas con VIH en las cárceles?


ESTUDIO

La Asociación con Alas Propias se metió en las cárceles de Potosí, La Paz y Oruro para estudiar la situación de las poblaciones TLGB y PVVS. Próximamente, planea repetir la experiencia en el resto de los departamentos del país.

Los derechos humanos de las poblaciones TLGB (Trans, Lésbicos, Gays y Bisexuales) y PVVS (Personas que Viven con VIH o sida), según una reciente investigación de la "Asociación con Alas Propias", una organización sin fines de lucro, "terminan en las puertas de los recintos penitenciarios". Esos sectores de la población soportan todo tipo de violencia debido no sólo a la estigmatización, sino a la falta de una normativa efectiva en el país que haga prevalecer sus derechos.

La Asociación con Alas Propias, que se ocupa de "fortalecer la democracia y el acceso igualitario a una justicia plural, equitativa, transparente e independiente", investigó la situación de estos sectores en las cárceles de La Paz, Oruro y Potosí –próximamente planea hacerlo en las cárceles de Sucre y el resto de las ciudades capitales–, y encontró casos sobrecogedores y situaciones de violencia alarmantes.

Lo primero que descubrió, en el caso de la población TLGB, es que no hay datos sobre ese sector de la población en las cárceles investigadas por la Asociación con Alas Propias. Eso, debido a que la población TLGB se ve obligada a "disimular" su orientación sexual. Si no lo hace, es blanco de violencia y discriminación.

Según la investigación, hay "prácticas homosexuales en las cárceles". Por lo mismo, los que se reconocen como tales, soportan violencia de diversas formas. La peor parte se la llevan las personas trans, "en quienes se ejerce, desde violencia psicológica, hasta violencia sexual". Algunos casos terminan con muerte.

La población TLGB recibe un "trato diferenciado". Para los internos, los administrativos, los policías y otros, las personas de ese sector de la población o se dedican a la prostitución o son delincuentes.

La violencia sexual y física es frencuente contra la población TLGB. "Lo que sucede adentro, ya sea en el recinto, en las secciones o los pabellones carcelarios, es como en un territorio sin ley: prima la supervivencia y la lógica de 'el más fuerte sobrevive'", afirma la organización.

Peor: "Aquí es todos contra todos", cuenta que le dijeron en las cárceles al coordinador del proyecto de la Asociación con Alas Propias, Ricardo Cordón, que presentó su investigación en el Colegio de Abogados de Chuquisaca, en la semana que termina.

Los testimonios que recogió la organización son estremecedores. "Uno o dos compañeros, por su orientación sexual, eran arrojados a una fuente de agua fría, sólo por el hecho de ser gay. O eran violados si salían de sus secciones. En los baños y las duchas, eran manoseados, obligados a practicar sexo oral y violados delante de los otros internos, por el hecho de ser gay", cuenta uno de ellos. "Dentro de la cárcel, nadie hace prevalecer tus derechos. Sencillamente, no tienes derechos. La Policía, bien gracias”.

La organización dice que al no haber "una ley de identidad de género", estas personas son enviadas a las cárceles de varones. Eso en el caso de las transexuales femeninas, por ejemplo.

Si logran ser transferidas a una cárcel de mujeres, el trato tampoco mejora. "Me hacían dormir en la ducha y me echaban llave", cuenta otro de los testimonios recogidos.

La situación de la población PVVS también es difícil. Soportan discriminación y son víctimas de estigmatización. Los internos y hasta el personal de las cárceles creen que podrían contagiarse con "sólo tocar a esas personas", según la organización.

En las cárceles de Oruro y Potosí se hacen pruebas rápidas de VIH a los internos, pero en otros no, por lo que tampoco se toman las medidas necesarias para cuidar la salud tanto de la población PVVS como de los internos.
El acceso a la justicia para estos sectores de la población es muy difícil.

"Yo he estado en dos de sus audiencias, y he visto la discriminación del juez, de los mismos abogados y hasta del fiscal", cuenta otro de los testimonios.

Lo que contó la Asociación con Alas Propias es apenas una parte de su investigación y de lo que planea encontrar en el resto de los centros penitenciarios del país. Mientras tanto, y tras su primera investigación, recomendó acciones inmediatas para garantizar los derechos de esos sectores de la población.

¿QUÉ HACER?
Hay que "generar protocolos de ingreso a los recintos carcelarios para las poblaciones TLGB y PVVS. Es decir, generar un procedimiento que permita contactar inmediatamente a la Defensoría del Pueblo, al Sistema Penitenciario del Órgano Judicial, representantes de los colectivos TLGB y PVVS y ONG que trabajen estos temas, para lograr una adecuada conducta de recepción de estas poblaciones, especialmente, para la población trans", recomienda la organización.

Hay que "empezar por lo básico", dice la Asociación Con Alas Propias. Y pone el ejemplo de Oruro: en la cárcel de esa ciudad hay un "pabellón de mujeres" y no un reciento penitenciario para mujeres. Si no hay eso, menos un pabellón para las poblaciones TLGB y PVVS, reflexiona.
Cordón, que dijo que el trabajo fue financiado por la Fundación Construir y administrado por la Asociación un Nuevo Camino, señaló que la investigación continuará y que la misma alcanzará a las cárceles del resto de las ciudades capitales del país.

Realidad
"En los baños y las duchas, eran manoseados, obligados a practicar sexo oral y violados delante de los otros internos, por el hecho de ser gay".
Testimonio
TLGB

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