lunes, 26 de septiembre de 2016

¿POR QUÉ UN GAY, SIENDO FELIZ, DEBÍA DE SENTIRSE TRISTE AQUÍ?



La presente es una crónica de lo acontecido en el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia el 15 de septiembre pasado, cuando, dentro de las jornadas de “La ciudad revisitada” del Festival Internacional de la Cultura, el activista homosexual Ronald Céspedes brindó una ponencia denominada “La ciudad de los putos tristes”.

Con cuatro ases bajo la manga: el paradigma de dos personajes de los tiempos de la Colonia y otros dos de la República, el activista homosexual se planta firme ante el auditorio del Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia (ABNB). Cualquiera diría que lleva una vida esperando este momento para enrostrarles a los chuquisaqueños su felicidad teñida de pena. La siguiente media hora será suya.

Difícilmente el 15 de septiembre de 2016 pase desapercibido en la historia de Sucre —que, para el caso, puede ser Potosí o cualquier otra capital de departamento—. En la mesa “Pensamiento y ciudad”, una de las jornadas de “La ciudad revisitada” dentro del XVIII Festival Internacional de la Cultura, el público intuye por dónde irá la ponencia de Ronald Céspedes: lleva por título “La ciudad de los putos tristes” y comienza así, con la primera de sus cuatro historias salpicadas de una picardía que él introduce siempre a manera de paréntesis, arrancando carcajadas de la concurrencia:

“Antonio de la Calancha relata en su Crónica Moralizada un suceso ocurrido en 1593 referido a un proceso de la Real Audiencia de Charcas contra un ciudadano de Chuquisaca, a quien se le acusa del delito de sodomía con un esclavo negro. Este ciudadano de nombre Antonio Pantoja, que estando casado con una noble señora (para que vean que ya desde mucho antiguo llevamos doble vida aquí en la ciudad), es denunciado judicialmente y se ordena su arresto, habida cuenta además que (según reporta la crónica) ‘su mujer cierta estaba de que era culpado su marido, ya porque lo había visto, y ya porque había tiempos que no le parecían bien las mujeres’”.

“Orden natural de las cosas”

Céspedes refiere que “Sucre y el resto de colonias españolas, portuguesas y francesas, incorporan durante su formación el pensamiento y regulaciones sobre lo sexual, muchas de las cuales perviven en los discursos y prácticas vigentes actuales, ejemplo de ello es la posición sexual del misionero”. Y, a propósito, luego trae a colación el dato de que “el sacerdote dominico Bartolomé Medina señalará en 1591 que se cometía sodomía imperfecta (miren esto mujeres) si la mujer se situaba en la parte superior y el marido en la inferior; una posición que alteraba el orden natural de las cosas”. Hasta que llega al punto de que el presbítero y canónigo de la Catedral Metropolitana de la Plata, Pedro Sánchez de Aguilar, en un informe al Rey Felipe III de 1639 titulado “Contra Idolorum Cultores”, señala categóricamente que “los sodomitas conforme a las leyes del reino son quemados porque mudan el orden natural”.

Finalmente a Pantoja, luego de un mes de tortura, la Real Audiencia de Charcas manda a quemarlo vivo en la plaza central, hoy Plaza 25 de Mayo.

El origen de “mariposa”

Ronald Céspedes, presidente de la Fundación Diversencia, no ha cambiado para la ocasión. Lleva puesto el sombrero característico en él y hace gala de la misma lengua filosa que le conocemos desde que fue vocero del movimiento de lesbianas, gais, bisexuales, transexuales y transgéneros en la Asamblea Constituyente de Sucre. Adrede ha armado una fiesta de la palabra homosexual en el ABNB —nada menos— y ahora pasa al tema de la mariposa. No, no del “insecto de boca chupadora”, según el Diccionario de la Real Academia Española; aunque probablemente él no estaría en desacuerdo con esa subyugante definición.

“Hasta hace no mucho tiempo cada vez que alguien me gritaba de mala manera ‘mariposa’ o sus variables ‘mariposita’ o ‘mariposón’, tenía la interrogante sobre el origen de dicha palabra referida a quienes somos homosexuales. Luego a través de la investigación llegaría a un libro publicado en España aproximadamente en 1616, por el presbítero jesuita Pedro de León, adonde se encuentra la referencia más antigua sobre dicha palabra, adonde dirá en el contexto de una ejecución por sodomía:

La historia de este alguacil —un tal Quesada— es que él tenía casa de juego y acogía allí algunos mocitos de los pintadillos y galancitos, y a unos procuraba palparlos y tocarles las manos y caras, y a otros procuraba inducir al pecado consumado. Al fin vino a parar en el fuego y como suelo decir (y aquel día que lo mataron lo dije), que los que no se enmiendan y se andan en las ocasiones de pecar son como las mariposillas, que andan revoloteando por junto a la lumbre: que de un encuentro se le quema un alilla, y de otro un pedacillo, y de otro se quedan quemadas; así los que tratan de esta mercaduría una vez quedan tiznados en sus honras y otra vez chamuscados y, al fin, vienen a parar en el fuego”.

Seguidamente, Céspedes abunda en su atrevimiento y sin tapujos se desnuda, abriendo su corazón (si se me permite el remilgo) ante la asistencia: “Saber el origen de dicha palabra (mariposa y sus derivados) fue otro acto de revelación a mi construcción como sujeto y también como alguien que se siente atraído física, emocional y sexualmente por alguien de su propio sexo. En adelante estoy orgullo de ser un taparaku”.

Le sirve esto de paréntesis (otro más) para dar paso a su segundo personaje, el español Antonio de Ita que cuatro años antes de la revolución independentista de 1809 (es decir en 1805) recibía de la Real Audiencia de Charcas la sentencia de cárcel de un año, anulación matrimonial y posterior fuga de la ciudad de La Plata luego de que su esposa, Martina Vilvado y Valverde, descubriera que su esposo biológicamente era mujer y no varón. Lo que hoy se conoce como transgénero.

Pero Céspedes nada más estaba tomando impulso para subirse a la mesa de su altar particular, así como lo hacía Gerardo Rosas, “genio y figura”, más conocido por “Quewa Gerardo”, “la Gerarda”, en su criterio “patrimonio de Sucre, sin embargo, lo es mucho más para quienes somos ahora en vida, igual que él, quewas, mariposas, chisus, maricones, gais, lesbianas, doble avenidas y tortilleras, por nombrar solo algunos de los muchos piropos que nos dicen...”. Y a continuación denuncia que la misma gente que entona las canciones del Quewa Gerardo, “quiere quedarse solo con el artista, con el compositor, pero no quiere quedarse con el homosexual que también era y que me animaría a decir, fue inspiración para muchas de sus canciones”.

De este personaje destacado de Sucre menciona también que “iba a toparse con muchos ciudadanos que habían ‘introyectado’ en su cotidianidad el resabio colonial sobre la homosexualidad y la diversidad sexual”, y que en sus cuecas y bailecitos se pueden encontrar expresiones de dolor cuando afirma: “No hay que sentir/no hay que llorar/la vida es triste vidita se ha de acabar”.

Recuerda entonces que el Quewa Gerardo era aquel que se subía a las mesas a zapatear y aplaudir, que “le cantaba a Sucre, pero, en retribución, en ciertas calles era agredido verbalmente por transeúntes… le lanzaban piedras y sobre todo él recibía el peso social del prejuicio, la idiosincrasia y la violencia contra la homosexual y por ende, de la diversidad sexual”.

Céspedes hace notar la paradoja de que en 2014, treinta años después de su muerte, acaecida en 1984, el Gobierno municipal lo declaró póstumamente “Ciudadano Predilecto de la Ciudad de Sucre” por su aporte a la cultura y la música popular chuquisaqueña. Eso sí, “el trámite para dicho reconocimiento por el Concejo Municipal de Sucre fue una iniciativa de los homosexuales de Sucre que estamos vivos y la familia que le sobrevive rechazó participar en el acto”.

Por último, para completar el cuarteto, trae a la palestra a otro artista, Jaime del Río, fallecido en 1963, “quien siendo igual homosexual moriría solo y deprimido en la ciudad de La Paz y que dejaría como legado su cueca cortavenas ‘Mi Pena’, cantando desde lo más profundo: “Una pena tengo yo/que a nadie le importa/qué me importa de nadie/si a nadie le importo yo. No quiero humillaciones/no quiero compasión/solo, solo he nacido/solito quiero vivir/solo, solo he nacido/solito quiero morir”.

“Sucre ya no es conservadora”

Céspedes está concluyendo la carrera de Sociología, lo que se deja traslucir en la siguiente observación de su autoría: “La historia y pensamiento para quienes somos homosexuales, bisexuales, transexuales y transgéneros, son espacios adonde se comprueba cómo la heterosexualidad, entendida también desde el discurso y la praxis política, viene asumiendo poder sobre las relaciones humanas y sus instituciones; los metarrelatos, las filosofías y religiones en general también han coadyuvado para que aquello suceda. Historias como las de Antonio Pantoja, Antonio de Ita, Gerardo Rosas y Jaime del Río merecen ser restauradas en la larga historia que los consideró innombrables y merecedores de castigo. Es importante que se comprenda que estas historias, cuando las lee otro que es parte de la diversidad sexual, se identifica con ellas, procura ponerse en el zapato del juzgado y denunciado, se conmueve el alma porque se trata de historias de nuestros ancestros quewas y porque la angustia, como la tristeza, es un sentimiento tan humano que también tuvimos, o se tiene, por ser lo que uno es”.

En su criterio, a pesar de que en Sucre no hay un solo boliche gay, “lugares públicos de ligue ni cines porno con licencia de funcionamiento”, esta “ya no es una ciudad conservadora: la llegada de la televisión por cable a inicios de 1990, luego de la Internet en 1996 y de las redes sociales en 2000, están reconfigurando progresivamente las percepciones sobre la homosexualidad y la diversidad sexual, generando más bien un conflicto generacional fecundo y recreativo”.

Luego de mencionar hitos históricos presenciados por la Generación X (los nacidos entre 1960 y 1984), incluidos algunos que él considera importantes para la construcción de la personalidad de los homosexuales como, por ejemplo, “las primeras canciones de Pablito Ruiz en 1989, el legado musical y la muerte de Freddy Mercury en 1991, la serie televisiva británica Queer As Folk de 1999 o el programa de humor mexicano Desde Gayola”, cita la actualidad de la Generación Y (nacidos entre 1985 y 2000) o los Millenials que, en su criterio, “están cambiando su forma de convivir” con la homosexualidad y la diversidad sexual.

Así también, predice que “…llegará un momento, a partir de 2030, que se escribirán tesis, investigaciones historiográficas y hasta documentales críticos sobre este periodo que estamos viendo, sorprendidas las próximas generaciones por los absurdos y trogloditas discursos y movilizaciones que las generaciones que les precedieron tenían contra la diversidad sexual, contra el derecho a la identidad de género de transexuales y transgéneros, contra el derecho a contraer matrimonio entre personas del mismo sexo o sobre la falta de prevención del acoso escolar a estudiantes gays, lesbianas, bisexuales, transexuales y transgéneros y contra la diversidad sexual.

Y sé que tarde o temprano, si no soy yo, serán otros ciudadanos de esta ciudad, de Sucre, los que contraigan matrimonio civil igualitario, que un ciudadano de la diversidad sexual llegue a ocupar un puesto de elección democrática, que ser homosexual sea tan común y ya no una gran noticia porque ya no venda, que muchas parejas del mismo sexo caminemos agarradas de la mano en el casco viejo de la ciudad y que el pensamiento con el que se fundó Sucre en 1538 será solo historia, crónica, anécdota y recuerdos”.

Una triste felicidad

Finalmente, Céspedes cita a Benedetti: “Nunca pensé que en la felicidad hubiera tanta tristeza”. Y sentencia: “Acá en el presente, frente a ustedes y con ustedes, al acabar esta jornada, nunca pensé que en la felicidad y orgullo de ser homosexual hubiera tanta tristeza. Y mientras digo esto, algún adolescente sufre en silencio porque tiene miedo de que si sus padres saben que es homosexual, lo botarán de su casa, y quizás ha pensado en escapar de esta ciudad o suicidarse cansando del acoso que sufre en su colegio. Por ese adolescente, por los de ahora y los que vendrán, es que soy un puto activista, un quewa rabioso, una mariposa nocturna y pintor de Arco Iris”.

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