lunes, 8 de diciembre de 2014

Temor al personal médico frena controles de salud de las trans

Miedo, vergüenza y desinterés son algunas de las causas que frenan la asistencia de las travestis a los sistemas de salud. Cerca del 85 por ciento de estas mujeres trans no acude a un centro de salud ni público ni privado por estigma y discriminación, señala la directora ejecutiva de la Mesa de Trabajo Nacional (MTN), Rayza Torriani.

En Cochabamba las trans son cerca de 50, según registros. Son una población reducida, pero altamente vulnerable a las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) y al Virus de Inmuno Deficiencia Adquirida (VIH) porque su principal trabajo es el comercio sexual ejercido sin ningún tipo de control, dice.

En Cochabamba la prevalencia estimada de VIH en la población Trans, Lesbianas, Gays y Bisexuales (TLGB) es aproximadamente del 16 por ciento , según el coordinador del programa VIH/ Sida del Servicio Departamental de Salud (Sedes), Freddy Zambrana.

En lo que va del año se han notificado 40 nuevos casos. Un índice elevado en relación, por ejemplo, al de las trabajadoras sexuales heterosexuales que es del 2 por ciento . Según Torriani, existen más casos de mujeres trans con VIH en Santa Cruz, después Cochabamba y luego La Paz. En el caso de la sífilis la prevalencia es similar.

LA CONSULTA Son las diez de la mañana y la fila de las pacientes rebasa el estrecho pasillo del Centro Departamental de Vigilancia, Información y Referencia (CDVIR). Todas esperan por una consulta ginecológica y un sello en su libreta de salud, indispensable en el ejercicio de la prostitución. Son las trabajadoras sexuales.

La dinámica es la misma de lunes a viernes, así como la completa ausencia de las travestis, invisibles de día en todos los espacios sociales, incluido el sistema de salud. La baja cobertura en este grupo es un factor determinante de riesgo.

Según el diagnóstico de la Población Trans que se dedica al Trabajo Sexual, del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y la Mesa de Trabajo Nacional (MTN) de 2010, el porcentaje de travestis que usa preservativo durante su actividad sexual es mínimo, a pesar de que el 94.7 por ciento indica haberlo utilizado con su último cliente.

Una fracción importante de mujeres trans VIH positivas no habrían usado condón en su última relación sexual, tanto en las relaciones comerciales como en las relaciones no comerciales, estableciendo un factor de riesgo significativo en la transmisión del VIH y la sífilis, señala el documento.

También establece que un número elevado no acepta realizarse las pruebas de VIH, sífilis debido al estigma y discriminación asociados a su identidad sexual y a su condición epidemiológica.

Torriani asegura que la mayoría no cuenta con su carnet de sanidad porque no lo necesita ya que su trabajo se desarrolla prioritariamente en las esquinas y no en locales establecidos.

Se suma el hecho de que las travestis no cuentan ni con certificado de nacimiento ni cédula de identidad, indispensables para la emisión del carnet de sanidad. La mayoría evita el trámite para mantener en secreto su verdadero nombre, el de hombre.

Además, no existe un protocolo de atención integral para las mujeres trans. “La mayoría solo llega a los hospitales a morir cuando está en la etapa final del Sida”, reclama.

Las situaciones más duras las viven cuando son internadas.

“Te colocan en la sala de hombres. Estás echada y tienes un nombre de varón sobre su cabecera. Matan tu autoestima y destruyen todo lo que has construido. Luego vienen siete personas y eres como el ratón de laboratorio”, relata.

La mujer trans es la más golpeada y estigmatizada si hablamos de derechos humanos, dice Torriani.

La lucha es constante por un buen trato en el que prevalezca la empatía con una población altamente discriminada.

En otros casos, existe el desinterés de las trans. La mayoría no toma conciencia de la importancia de la prevención de las ITS y del VIH. “Piensan que el dinero que ganan les da poder, pero se acaba cuando llegan a los hospitales donde se enteran que tienen VIH” dice.

En los más de los casos les dan el diagnóstico positivo sin ninguna preparación psicológica ni acompañamiento posterior.

“Y pasa el sentimiento del duelo. Te encierras y te pones a llorar. Al otro día te vuelves a cambiar y sales a la calle. Bebes y te drogas para olvidar. No te importa la vida. Muchas salen en cajón del hospital”, lamenta Torriani.

AVANCE Zambrana asegura que en los últimos años se ha realizado un importante trabajo de sensibilización con el personal de salud para ofrecer una atención con calidad y calidez a los integrantes del grupo de TLGB.

“Falta mucho por avanzar”, concluye Torriani.

No hay comentarios:

Publicar un comentario