El Ejército ascendía así a general, por primera vez en su historia y en la de las Fuerzas Armadas estadounidenses, a una persona homosexual. El 20 de septiembre se cumplirá un año de la revocación de la ley que prohibía a gais y lesbianas servir abiertamente en el Ejército norteamericano. En menos de un año, ese colectivo ha logrado avanzar su agenda de visibilidad y normalización hasta los rangos más altos de la cúpula militar: solo dos escalafones más le quedan a Smith para llegar a general de cuatro o cinco estrellas.
Smith y Hepner se casaron en Washington -donde las uniones gais son legales- en marzo de 2011. Smith lleva 26 años en el Ejército, y sirvió en Afganistán entre diciembre de 2010 y octubre de 2011. Su esposa pasó entonces por los mismos nervios, la misma ansiedad, de tener a un ser querido en el frente. Pero ninguna de las dos pudo expresar esos sentimientos hasta que se hizo efectiva la revocación de aquella ley discriminatoria en el Congreso.
En 2011, el diario afiliado al Pentágono Stars & Stripes entrevistó a Smith, que entonces era coronel, y que habló con el seudónimo de Allison. Dijo que no tenía en mente salir del armario si la ley se revocaba. Obviamente, ha cambiado de opinión.
“Se abre una nueva era en el Ejército norteamericano cuando nuestros más experimentados líderes reconocen quiénes son y sirven al país al que aman al mismo tiempo”, afirmó en un comunicado Aubrey Sarvis, veterana del Ejército y directora ejecutiva de la agrupación Servicemembers Legal Defense Network.
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