domingo, 7 de abril de 2013

Matrimonio Gay ¿POR QUÉ SÍ?

“Que se haga justicia con nuestro amor”, dijimos hace un tiempo atrás a una periodista que nos preguntó sobre este Proyecto de Ley del matrimonio civil igualitario. Si se aprueba será un acto de justicia, pero si no, nada nos impedirá a seguir amándonos bajo el mismo techo, aunque quien sabe teniendo que luchar con la limitada mentalidad de dueños de casa para conseguir como pareja un espacio en alquiler. Después de cuatro años de vivir juntos y construir una relación de pareja basada en el amor, el compromiso y la complicidad, la ausencia de un reconocimiento legal no fue impedimento para fortalecer nuestro amor, pero si creemos que la Ley nos daría la posibilidad de decidir y la oportunidad de formalizar legalmente nuestra relación ante la sociedad y el Estado. Vamos por los mismos derechos con los mismos nombres.

Este Proyecto de Ley, ampliaría las oportunidades de felicidad de miles de personas en nuestro país, que en innumerables situaciones cotidianas como las que mencionábamos, actualmente deben “adaptarse” a la falta de reconocimiento legal y por tanto también social, a una relación de pareja y buscárselas como puedan, por ello rescatamos del discurso de Zapatero cuando promulga la Ley en España: “Hoy la sociedad española da una respuesta a un grupo de personas que durante años han sido humilladas, cuyos derechos han sido ignorados, cuya dignidad ha sido ofendida, su identidad negada y su libertad reprimida. Hoy (…) les devuelve el respeto que merecen, reconoce sus derechos, restaura su dignidad, afirma su identidad y restituye su libertad, (…) su triunfo es el triunfo de todos (…) porque es el triunfo de la libertad”.

Pero esta Ley no solo implica la aprobación del matrimonio civil igualitario, sino también desmontar un régimen de exclusión legalizada, en el que la igualdad solo es discursiva, seria amparar a toda la población por igual, reconociendo que la sociedad puede progresar y que se pueden superar los prejuicios históricos y deformaciones culturales impuestas por el patriarcado y el colonialismo todavía internalizados. No se quita nada a nadie sino más bien se amplían los derechos a una gran población de la diversidad sexual de Bolivia. Esperemos que los legisladores reflexionen como la presidenta de Argentina, Cristina Kirchner, cuando menciona al día siguiente de la votación y aprobación del matrimonio civil igualitario en Senadores: “Yo estaba con los mismos derechos y había cientos de miles que habían conquistado los mismos derechos que yo tenía. Nadie me había sacado nada y yo no le había sacado nada a nadie”. Por nuestro amor seguiremos firmes y expectantes a los debates que provocará este derecho humano.

*Guido y David son pareja hace cuatro años.

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