martes, 25 de agosto de 2015

Activista gay y con VIH se convierte en sacerdote

“Desde mi juventud tuve dos cosas claras: mi orientación sexual y el amor a Dios”, afirma el sacerdote católico apostólico ecuménico Daniel Ruiz.

Pero, fray Alejo Ruiz Díaz, como es reconocido en su congregación, no es un sacerdote como los miles que hay en el país y el mundo, sino que es un gay y portador de VIH.

La historia de Daniel se inició en Argentina, tierra que lo vio nacer. Ahí, comenzó sus estudios de filosofía y doctrina, en la congregación de los salesianos. Cursó hasta quinto año y solo le faltaba tres para lograr su meta y convertirse en sacerdote.

Pero, dejó los estudios unos años. Consiguió su pareja. Tenía una vida normal hasta que le detectaron que era portador del VIH.

Esa noticia cambio su vida para siempre. Al ver los problemas que tenían las personas que viven con el VIH decidió apoyarles. Se convirtió en un activista en pro de los derechos de ese grupo.

UN APOSTOLADO El sacerdote no duda en asegurar que su tarea de activista, que la desarrolló en Argentina y en Bolivia, fue un apostolado.

“Siempre fue un activismo ofrecido a Dios”, afirma.

En Cochabamba, trabajó arduamente hasta lograr que las autoridades gubernamentales visibilicen al grupo de portadores de VIH. Pero no solo eso, sino que canalizó ayuda extranjera para que esas personas tengan medicamentos gratuitos.

EN CHILE Después de haber trabajado muchos años en Bolivia, Daniel se dio cuenta que tenía una necesidad profunda de fortalecer su interior y decidió retomar sus estudios y, por fin, lograr el sacerdocio.

Estaba consciente que el camino a la meta no sería fácil, porque su fama de activista, gay y portador de VIH había traspasado las fronteras bolivianas. Sin embargo no se detuvo nunca.

Decidió enviar sus documentos a la congregación de los Siervos de María de la iglesia Católica Apostólica Ecuménica de Chile.

“Le pedí al obispo que me acepte como soy (gay y portador de VIH”, recuerda.

Ahí, estudió los años que le faltaban y el 22 de febrero de 2015 logró su objetivo: se consagró sacerdote. Ahora, está empeñado en volver a Bolivia, a Cochabamba para ayudar en los procesos de espiritualidad.

DIOS DE AMOR Daniel dice que nunca se sintió discriminado, ni cuando estudiaba ni mucho menos ahora que ya viste los hábitos.

Asegura que es un sacerdote católico apostólico ecuménico, que no depende del Papa sino de un obispo primado

“Estoy seguro que ningún texto de las sagradas escrituras fuera de contexto sea un pretexto para discriminar en el nombre de Dios. Es una relación fraterna”, dice.

Añade que a veces “pensamos que Dios te salva en determinada Iglesia y religión. No podemos olvidar que Dios es amor y no excluye a nadie”.

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