martes, 17 de mayo de 2011

GLBT: sentimos odio y rechazo de la gente

El activista Alberto Moscoso, el psicólogo Carlos Velásquez y la doctora Lucía Gianella (transexual) fueron los protagonistas del conversatorio sobre la homofobia

El síndrome de la homofobia está presente en la sociedad boliviana. Las poblaciones de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales, pese a leyes que sancionan el racismo y la discriminación, se sienten las más vulnerables al rechazo y la intolerancia.

Susana Salinas

Nacer con una orientación sexual diferente a la que determina tu organismo no es una ‘opción’, señala la población denominada GLBT (gays, lesbianas, bisexuales y transexuales). Es evidente que la sociedad boliviana conserva aún el rechazo y la discriminación a los que considera ‘diferentes’. Sin embargo, en el nuevo Estado Plurinacional, a partir de las garantías constitucionales, se empezó a sentar las bases de una normativa que permita poner las condiciones para erradicar la discriminación.

Hoy se celebra en varios países del mundo el Día de la Lucha contra la Homofobia y la Transfobia. En este marco, Cambio conversó al respecto con la doctora Lucía Gianella (transexual), el activista Alberto Moscoso Flor y el psicólogo Carlos Velásquez.

“Soy la doctora Lucía Gianella, soy médica, con especialidad en sexología. Soy una mujer que nació con el síndrome de Harry Benjamin, antiguamente conocido como transexualismo; me transformé de una transexual a una heterosexual y hoy soy una mujer”, así empezó el diálogo la doctora Lucía Gianella, que desde abril de 2011 se constituye en la primera transexual en obtener una nueva identidad, luego de una dura batalla legal que aún no acaba por ‘devolverle’ su verdadera identidad.

Según la doctora Charlotte Goiar, miembro de la Comisión de Ciudadanos de Derechos Humanos Internacionales, desde su sitio en Internet (http://shb-info.org/id1.html), este síndrome “es una condición intersexual de nacimiento que ocurre en aproximadamente uno de cada 100.000 niños de ambos sexos, en la cual la diferenciación sexual a niveles neurológico y anatómico no se corresponden. Así, una niña nacida con esta condición parece ser un niño al nacer, su sexo cerebral es femenino pero su anatomía externa es masculina (genitales masculinos). Los niños nacidos con esta condición presentan genitales femeninos, aunque su sexo cerebral es masculino: neurológicamente son varones (…) Actualmente la medicina no es capaz de diagnosticar este problema en el nacimiento, por lo cual el Síndrome de Harry Benjamin causa entonces que a estos niños se les adjudique el sexo erróneo desde el nacimiento...”.

Con ese preámbulo, los panelistas iniciaron el debate sobre la homofobia, la sexualidad y sus desafíos.

HOMOFOBIA

¿Qué es la homofobia?, es una pregunta general que inició el evento. Los tres panelistas están de acuerdo en que se trata de un síndrome de rechazo a los diferentes.

“La homofobia es una actitud habitualmente basada en el desconocimiento. Partamos del ‘homos’, el ser humano, y del ‘fobos’, el miedo excesivo a ese ser humano. Todas las fobias son un miedo excesivo hacia un determinado estímulo. La homofobia es un miedo socialmente aprendido hacia un tipo de persona, que es temida y rechazada bajo parámetros de desconocimiento o mal aprendizaje, no se conoce a las personas y se enseña mal de ellas porque son diferentes (…) En otros casos se refiere a un color diferente, a una clase social diferente, por ejemplo el rechazo entre cruceños y paceños, o históricamente en casos como el apartheid (separación de razas)”, explicó el psicólogo Velásquez.

Puntualizó que el tipo de homofobia, que en este caso es tema del debate, va más allá de un rechazo y del morbo escandaloso.

Para el activista Moscoso, las formas de rechazo contra los grupos GLBT pueden ser homofobia pura o casos que sólo tienen visos de fobia.

“La homofobia, transfobia, lesbofobia y bifobia tienen que ver con el contexto de gays, lesbianas, sexuales y transexuales (...) la homofobia tiene un trasfondo de odio, rechazo, aberración, etc., a una persona que tiene una preferencia emocional, sexual, afectiva y erótica por una persona del mismo sexo”.

Para Gianella, la homofobia más que un concepto llega a ser un testimonio de su propia vida, en la que el concepto se hace carne en el constante rechazo que recibe de la sociedad.

“En el caso de nosotras, las personas transexuales se llama transfobia, más que homofobia (...) Nosotros, como parte de la comunidad, siempre vamos a entender la homofobia como el odio hacia las personas con una orientación sexual y luego una identidad sexual diferente a la heterosexual (...) hay un miedo, rabia, odio, discriminación, falta de tolerancia que yo la he sufrido en mi hogar, pero todo esto desde mi punto de vista es aprendido, creo que nadie nace con un odio innato hacia algo”, señaló Gianella, quien encuentra que la religión judeo-cristiana fue y es la impulsora de las prácticas homofóbicas.

IGLESIA Y EDUCACIÓN

La Iglesia te dice que la homosexualidad es antinatura y todos los mensajes que los niños reciben desde la infancia son negativos para toda la comunidad GLBT, señala Gianella. “Nos hacen ver como seres infernales, malditos, como lo peor (...) los niños crecen con la idea de que ser GLBT es malo y debe ser destruido”.

Para el psicólogo Velásquez, el tema va más allá de la segregación hacia personas con orientación (sexual) distinta y se estaciona en el análisis de la necesidad del tratamiento en la sociedad, que debe aprender a hablar y entender la sexualidad. “El tema de la sexualidad aún sigue siendo tabú en la población; la visualización de la sexualidad, el hablar de la sexualidad es tabú, ya que si bien en el currículo se incluye el tema, el hablar es entre comillas”.

Tanto para Velásquez como para Moscoso, en la educación hay un vacío cognitivo sobre la sexualidad, que pese a estar vigente en las políticas educativas no llega a enseñarse en las aulas.

“La Reforma Educativa (con la Ley Avelino Siñani - Elizardo Pérez) ha roto esquemas en los colegios, pero los ha roto para transgredir solamente género (…) ahora las mujercitas utilizan cierto tipo de herramientas que antes estaban destinadas al rol genérico masculino, hacen electricidad, carpintería, agarran serrucho y ahora los hombrecitos hacen masitas, repostería, tejido, bordado, cosas que estaban destinadas al rol femenino, pero cuando se habla de sexualidad (las autoridades) dicen que es un tema ‘transversal’ y es cierto. Pero pienso que es transversal en tanto y en cuanto se haga visible y se le ponga el nombre a las cosas y se las diga como son (...) la educación de hoy no habla de respeto por la identidad sexual ni la (orientación diferente)”.

NIÑOS Y ANCIANOS

Para Moscoso, los casos de orientación sexual diferente se dan incluso desde la niñez, pero el Estado y la sociedad los invisibiliza o sesga la información que podría ayudar a los niños con esas condiciones. “Hay muchas organizaciones de niños, pero ninguna trabaja con temas de sexualidad y las investigaciones dicen que hasta los siete años se determina la orientación sexual y la identidad de género. Los doctores lo saben, cuando somos niños los primeros encuentros de conocimiento de nuestro cuerpo es jugando con otros niños, independientemente de si eres homosexual o no”.

Ante la ola de prejuicios, comentó el profesional, se llega a esconder la orientación sexual. “El peor dolor de la persona GLBT es esconderse de los prejuicios y estigmas”, añadió.

También evidenció que por cuestiones de orientación sexual hay personas de la tercera edad discriminadas. “Hoy en día hay una organización en Santa Cruz, Mano Diversa, que está trabajando con adultos mayores GLBT, pero en La Paz, en Cochabamba no hay nada y la realidad es cruda. Yo he estado en muchos encuentros a partir del Defensor del Pueblo y de otras iniciativas sociales y no hay acciones para los adultos mayores gay, lesbianas, bisexuales, transexuales, los han dejado a un lado, solos, solas, abandonados y lo peor es que ellos lidian con corrientes fundamentalistas religiosas, muchos están en asilos, solitos, no tienen hijos y es muy penoso”.

EL MARCO NORMATIVO

Según Moscoso, pese a que Bolivia dio pasos importantes para erradicar la discriminación y la homofobia, al aprobar leyes al respecto, el rechazo aún subsiste en la sociedad.

“Pese a la Ley 045, Contra el Racismo y Toda Forma de Discriminación, pese al trabajo en la Asamblea Constituyente plasmada en la nueva Constitución, a las iniciativas locales, a los decretos, pese a ello, todavía la sociedad no erradicó la homofobia (...) Creo que para erradicar este mal se tiene que dar una educación abiertamente explícita. No podemos seguir dorando la píldora”, comentó.

Velásquez, Moscoso y Gianella coincidieron en que es evidente que en el país faltan ajustes y nuevas normas que permitan el ejercicio pleno de derechos a las comunidades GLBT.

“El tema de no reconocimiento no sólo tiene que ver con la sociedad, sino también con el espantoso aparato legal (…) Por ejemplo, ¿por qué no pueden adoptar personas que tienen una misma orientación?, especialmente en el caso de los varones. En el caso de parejas, las mujeres pueden tener un hijo y el hombre no, en esos casos ¿por qué no adoptar? (...) Lo mismo pasa con la unión matrimonial, la herencia. En Bolivia aún estamos con el tema de unión y cambio de identidad como personas (…) lo que más demora el cambio es la parte legal. La sexualidad no solamente es procreativa, es relacional, es recreativa, tiene otras formas de existir”, señaló Velásquez.

TESTIMONIO DE GIANELLA

“Para mí, la sociedad actual (comparada con la edad antigua y medieval) solamente ha cambiado su fachada respecto a la homofobia. Tal vez los compañeros homosexuales, lesbianas por pasar de manera inadvertida y mimetizándose con los heterosexuales no sean tan discriminados, pero la discriminación existe y se siente.

Para nosotras, las personas transexuales, travestis, transgéneros, transformistas –tal vez porque somos más evidentes– se siente, en mi caso sí la siento cuando voy a solicitar un trabajo con mi apariencia completamente femenina, gracias a la transformación que hice a través de cirugías, tratamientos láser, medicina estética. Yo pude transformar mi cuerpo, mi apariencia externa, para que coincida mi exterior con el interior, con la mujer que siempre fui y que soy, pero mis documentos siguen masculinos, en Bolivia no existe aún una ley de identidad de género que me ampare.

Cuando voy a los hoteles, bancos, trabajos y entidades me reciben bien, al principio, pero cuando enseño mis documentos masculinos comienza la discriminación (...) me dicen: ¡usted no debe ser ella!, ¿quién es usted?, ¡lo vamos a revisar!, te hacen desnudar, te revisan, llaman al gerente, a la Policía, a todo el mundo y te rodean, te ven como un bicho extraño, es horrible, no tienen idea de cómo se siente una. En la calle, cuando están frente a transexuales que aún tienen rasgos masculinos, viene el insulto, el gesto, la risa, el codeo, la discriminación”.

Gianella relató que tuvo una vida dura para llegar a obtener su profesión en medicina, que acabó en 2008, pero que aún no puede ejercer por sus papeles y el rechazo en algunos grupos de la sociedad.

“Durante mis estudios ya estaba con parte de mi transformación corporal, pero por el hecho de que no me iban a aceptar iba disfrazado de hombre (…) en el internado, en el Hospital Obrero, salí completamente del clóset, allí no hubo discriminación porque lo importante fue demostrar el doble para romper los estereotipos (...) Me dijeron: ‘sabíamos que vendrías, pero no sabíamos que fueses así’, seguro ellos pensaron que iba la loquita típica, escandalosa, afeminada, pero yo demostré mi imagen y gané el respeto”.

UNA BATALLA LEGAL

En medio del debate, Gianella contó que en abril ganó un juicio de cambio de nombre y ahora se alista a poner en orden toda su documentación.

“Por casi dos años sostuve un juicio, acabo de ganar, pese a la no existencia de una ley de identidad de género, se basaron en leyes internacionales para llevar mi caso. Ahora, soy legalmente Lucía Antonella, con mi apellido y de sexo femenino y estoy esperando a que salgan mis nuevos documentos, mi nuevo certificado de nacimiento, el carnet, los títulos, espero cambiar toda mi documentación y poder trabajar, vivir una vida plena, como siempre debí vivir, sin discriminación”.

Al preguntarle por sus aspiraciones, Gianella tomó aire y compartió un poco más de su intimidad. “Ahora, legalmente puedo casarme con un hombre, ésa es la ventaja, ahora legalmente soy una mujer y mis perspectivas son como las tuyas, soy mujer como tú, pienso, siento, razono, mis perspectivas son idénticas a las tuyas”, señaló.

OTRO TESTIMONIO

A su turno, Moscoco también se animó a relatar su propia experiencia de discriminación ante la falta de leyes. “De por sí no hay garantías jurídico legales que me pongan en igual condición que cualquier boliviano, yo no puedo heredar, no puedo asegurar a mi pareja, pese a que aporto a las AFP, aporto al seguro médico pero no puedo asegurar a mi pareja porque soy hombre y mi pareja es hombre (...) Hay casos típicos de situaciones en las que a veces tu pareja puede estar en dificultades y la pregunta es: ¿dónde están los familiares?, cuando soy su familia, su pariente, su cónyuge, pero no me permiten estar ahí ”.

EMPUJADOS AL SUICIDIO

De la discriminación y el rechazo en los estamentos de sociedad, la familia, el colegio, el trabajo, muchas personas de las comunidades GLBT acaban en el suicidio, antes que seguir en un ambiente que mina sus expectativas de seres humanos, explicó Moscoso.

“En la última década, después de hacer una serie de investigaciones con un montón de organizaciones que tienen que ver, por ejemplo, con el tema de suicidios, hemos evidenciado que del 100% de suicidios de jóvenes de 14 a 24 años, el 60 por ciento es de chicos y chicas de orientación sexual e identidad de género diverso a la heterosexual...Muchos de los jóvenes GLBT, al no poder trabajar con el primer entorno, que es la familia, el segundo entorno el colegio, la universidad, la sociedad con tanta homofobia llegan al suicidio (..) Hemos tenido muchos compañeros que se han ahorcado, se han lanzado de puentes, se han tomado raticida, es un aspecto para llamar a la sociedad, porque mientras no nos toca no conocemos esa realidad (...) ”.

Moscoso señala que cuando en las familias en los parámetros ‘normales’ nace un niño con problemas de identidad sexual, la gente –en la ignorancia del asunto– piensa en castigo divino, mala alimentación, brujerías, todo por el afán de encontrar la causa del porqué alguien nació ‘diferente’.

SE TIENDE A SEXUALIZAR

En las sociedades, como la boliviana, según Moscoso, se tiende a sexualizar a las personas y objetos. “Desde niñas, como han nacido con vagina, la familia las direcciona a cumplir ciertos roles genéricos y de mujer, a vestir de una forma y comportarse apropiadamente a su sexualidad (...) en el caso del varón, porque nació con pene, tiene que comportarse de cierta forma (...) los juguetes, los colores también se sexualizan. Nunca se verá un niño de 3 ó 4 años con una jardinera rosada, por ejemplo (...) el aprendizaje más bien llevaría a naturalizar la sexualidad”.

SALUD Y DISCRIMINACIÓN

En las prácticas de rechazo y discriminación también caen algunos profesionales médicos, reveló Gianella, al narrar que muchas personas de la comunidad GLBT fueron objeto de mal trato en consultas médicas.

“Aunque las cosas han cambiado un poco, aún existen colegas médicos que discriminan a la gente, a la comunidad GLBT (...) Hay miedo, muchas veces, en la propia comunidad GLBT de ir al médico y decir su identidad sexual, porque les da miedo, principalmente las compañeras trans (...) ellas van y les dicen su nombre masculino: por decir ‘Juanito Pérez’ y ella está vestida divinamente, regia y la llaman en voz alta por su nombre varonil y ella tiene que asomarse delante de todos, como en un túnel, mientras todos la miran. Ante el médico, hay casos en que les dicen: ¿sabe?, pero ese tipo de enfermedades no atendemos aquí, se necesitan especialistas, o le niegan al doctor, o la atienden al último, cuando llegó primero... en la vida real para nosotras hay discriminación en los centros médicos, desde la atención en centros de primer nivel, incluso para atendernos de resfríos, diarreas y me imagino que será peor para casos peores”.

SOCIEDAD DE ESTEREOTIPOS

Velásquez opina que hay implantación de creencias y estereotipos en la sociedad, “se desconoce lo humano para ponerle etiquetas”.¿No es reforzar estereotipos hacer actividades como las del orgullo gay u otras presentaciones?, se preguntó a Moscoso, quien explicó que esas tareas, más bien, abren conciencia y generan posturas políticas ante una sociedad que debe tomar conciencia de la presencia de los grupos GLBT.

“Hemos tenido discusiones sobre el tema, pero hemos visto que es también una propuesta política, más allá de verla como farándula, es una política de visibilización (...) el grupo visible en la historia han sido las más visibles (...) Nos toca nomás visibilizar con etiquetas, porque a lo largo de la historia no sólo en Bolivia, sino en Latinoamérica, las luchas han tenido que ser constantes...”.

Finalmente, los invitados resumieron los desafíos que consideran necesarios para erradicar la homofobia. Moscoso consideró que las bases legales están puestas, al menos para dar el impulso. Sin embargo, hay mucho por hacer para concientizar a la sociedad y a la misma población TBGL. “Hay una homofobia interiorizada, muchos homosexuales que no salen del clóset, no se dan a conocer y se hacen daño a sí mismos”, añadió.

Por su parte, Gianella dijo que los más importante es empoderarse. “Debemos empoderarnos, querernos, amarnos, entender que nacimos así y que nos tocó vivir esta vida, que eso no nos hace diferentes, no nos hace malos, anormales ni delincuentes”. También consideró que una tarea importante será lograr que el Estado cree la Ley de Identidad de Género.

Por su parte, Velásquez consideró que un eje importante para superar la homofobia es la “educación de la sexualidad y sus características”.

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