jueves, 13 de junio de 2013

¿Madre hay una sola?... Yo tengo dos

Ana y Lucía, (nombres ficticios), se conocieron casualmente hace seis años en una discoteca gay. Luego de idas y venidas, llamadas y citas, lograron consolidarse como pareja. Y como tal, también tuvieron sus problemas, discusiones e incluso terminaron una vez. Pero a partir de los dos años de estar juntas, la relación fue en serio y tomaron la decisión de ser una pareja comprometida y estable para dar hogar a un hijo. La decisión no fue fácil pues para lograr concebir, Lucía, tuvo que someterse a interminables pruebas y tratamientos, hasta que finalmente, dos años y medio después, dio a luz a Daniel a través de reproducción asistida, es decir, por inseminación artificial.

La figura materna es sinónimo de cuidado, protección e infinito amor al hijo, aquel que viene a completar una familia como símbolo de amor que se profesa una pareja. Esto no tiene mucha diferencia cuando se trata de una pareja de lesbianas. Ellas también buscan ese amor comprometido y estable que en algún momento se complementará con un pequeño o pequeña, al que ellas llamen hijo o hija. Pero cuando el tema de maternidad viene asociada a una pareja homosexual, son muchos los aspectos que se cuestionan, ya sea a nivel social como psicológico. ¿El hijo se desarrollará normalmente?, ¿La orientación sexual de sus madres lo confundirán, al no existir una figura paterna?, ¿Podría convertirse eventualmente en homosexual?

Instinto maternal

Según la psicóloga Esther Andrade, de la Oficina Jurídica para la Mujer, en la mujer se puede dar el deseo de ser mamá o no. Algunas ansían la llegada de un hijo en algún momento de sus vidas, otras deciden no concebir o priorizan una realización profesional, posponiendo la maternidad. Esto sucede independientemente que la mujer sea lesbiana o no. En este caso, son dos mujeres; una lleva en el vientre al hijo, pero la otra también se involucra en el proceso que comienza con la concepción, y luego con la crianza del niño. Las dos tratan de cumplir ese rol materno desde distintas experiencias.

En el caso de Ana y Lucía, ambas decidieron que sería Lucía (quien ya tiene un hijo concebido con un hombre) la que llevaría la gestación.

“No me sentía capaz de llevar el embarazo, le tengo miedo a los dolores”, afirma Ana. Y no fue un proceso sencillo: tardó dos años y medio, se realizaron numerosas pruebas médicas, y se eligió un donante, quien sería anónimo y no tendrá ninguna relación con ellas. Por otro lado, la inseminación artificial sólo ofrece un 50% de probabilidad de embarazo, por lo que muchas veces se necesita más de un intento y un fuerte respaldo económico para llegar a la dulce espera.

¿Quién es quién?

Luego de la llegada de Daniel, hace ya más de un año, el ambiente infantil aterriza en el departamento de Ana y Lucía que ahora está lleno de juguetes y en la televisión se ven dibujos animados que ayudan a distraerlo. Ana confiesa ser la juguetona y la que más lo consiente.

“Yo juego todo el tiempo con él, más que mi hijo es mi amiguito, jugamos, nos revolcamos”, dice. Mientras que Lucía es la que aplica las reglas del juego. Dentro casa los roles no están definidos; quién hace de mamá y quién de papá específicamente, éstos se basan de acuerdo al carácter de cada una. “Esteban me dice mamá y a Ana le dice algo como ‘Pa’, eso no le enseñamos”, aclara Lucía.

En cuanto a este tema, Rolando López, psicólogo clínico y docente de la UMSS afirma que contrariamente a los roles en la pareja heterosexual, donde mayormente existe una posición más dominante en el hombre, en la pareja homosexual los roles son asumidos, contrariamente a la imposición de un modelo patriarcal de familia y de roles: padre-madre-hijos.

Es así como esta pareja ha decidido dejar al niño la decisión de tomarlas como mamá y papá o simplemente dos mamás. “Cuando Daniel vaya creciendo le explicaremos la situación, cómo ha venido al mundo y será él quien tome la decisión, él es quien más nos importa”, dice Lucía.

Crianza en sociedad

Esther Andrade añade que los roles en la pareja se van intercambiando, la maternidad se va construyendo entre las dos, y el principal papel que tienen es criar a un hijo para que pueda integrarse a la sociedad. Pero hay casos en los que puede darse una maternidad cautiva en las que estas parejas no se desenvuelven completamente ante la sociedad porque existe demasiada presión hacia este tipo de relación. No es aceptada.

Cuando se les pregunta sobre esta situación, Ana recalca la importancia del apoyo en la familia. “Mi familia me ha apoyado siempre, no he pedido permiso. Primero me dijeron que no sabía en lo que me estaba metiendo, que es una gran responsabilidad, pero eventualmente aceptaron y ahora ‘chochean’ con Daniel”, asegura Ana. Para Lucía fue un poco más difícil, ya que ella mantuvo su orientación sexual más discreta, sobre todo en su trabajo ya que sentía susceptibilidad en sus colegas, sobre todo en su jefa.

“Al final la gente termina entendiendo, lo que más nos importa es la aceptación de nuestro hijo, él tiene que saber que es un niño querido, deseado… Que acepten los demás puede ser complicado pero esperamos sobrellevarlo como vayan llegando las cosas”, afirma Lucía.

“Ella es mi pareja y él es mi hijo y los demás tienen que respetar cómo eres, no pueden objetar algo que no conocen. Él va a tener dos mamás sea donde sea”, complementa Ana.

A futuro

Sobre el futuro de estos niños, si podrán desenvolverse normalmente ante una sociedad que tal vez los discrimine debido a los prejuicios existentes sobre familias homoparentales. “Aún no existen estudios que demuestren alteraciones afectivas y cognitivas en niños de parejas homosexuales. De parejas o matrimonios heterosexuales proceden hijos con alteraciones graves en su personalidad; es decir, psicóticos, psicópatas, etc. Y esto no es, ni debe ser atribuido a los padres heterosexuales”, afirma el Dr. López.

En este sentido la Lic. Andrade no coincide. Para ella una pareja de convivencia lésbica no es estable ya que tiende a no durar con el tiempo y tampoco se desenvuelve libremente debido a los fuertes prejuicios sociales que aun existen. Esto, sumado al hecho de no existir un modelo paterno a la mano, puede confundir al hijo en el desarrollo de su propia identidad y personalidad.

“Al tener esta confusión ese niño o joven podría adoptar las mismas características de las personas con las que vive, o sea, una identidad homosexual. En la adolescencia este hijo necesita un buen referente para poder formar su personalidad, sentirse seguro de sí mismo y enfrentar a la sociedad. Y esa madre, con función paternal, no esta llenando las expectativas que tiene porque contrarresta lo que la sociedad en su conjunto le muestra, que hay un hombre y una mujer en esta sociedad”, opina.

Sin duda, llevar una familia no convencional es bastante complicado y puede implicar grandes desafíos. Al mismo tiempo la satisfacción diaria está presente en las vidas de Ana y Lucía que se expresan bastante optimistas hacia el futuro, haciendo planes para Daniel que ya tiene fijado un colegio católico al que asistirá para formarse con valores que lo encaminen hacia la vida. Incluso, ya está latente la idea de darle un hermanito. “Estamos pensando tener otro hijo, tal vez al año, ahora me toca. Pero quiero que sea niño porque las niñas la pasan mal, para los niños es más fácil”, concluye Ana.

QUICKIE

La conocida actriz y presentadora de TV Rosie O´Donnell y la cantante de rock Melissa Etheridge reconocieron ser lesbianas, formalizaron sus relaciones con sus respectivas parejas y experimentaron la maternidad mediante donadores de esperma.

En el mundo del séptimo arte ya se retratan familias homoparentales con más naturalidad. Tal es el caso de la aclamada película “Los chicos están bien” y de la galardonada serie “Familia moderna”.

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