sábado, 12 de mayo de 2012

Argentina: nueva ley de identidad de género y de muerte digna

El Senado de Argentina aprobó una ley que le permitirá a toda persona rectificar en los registros públicos el sexo, imagen y nombre de pila con el que fueron inscritos al nacer cuando no coincidan con la identidad de género autopercibida.

La iniciativa, aprobada con 55 votos a favor y una abstención, será especialmente beneficiosa para la comunidad transexual ya que permite la rectificación registral sin obligación de acreditar intervención quirúrgica ni terapias hormonales u otro tratamiento psicológico o médico.

"Que el Senado trate y apruebe el proyecto es un hecho histórico que engrandece a la democracia, a la Constitución nacional y los derechos humanos. Es un acto de justicia y reparación, un grito de libertad y dignidad frente a los años de silencio cómplice, de exclusión y discriminación que sufren las personas en base a su identidad de género autopercibida", expresó Pedro Paradiso Sottile, abogado coordinador del área jurídica de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA).

CHA ha sido uno de los impulsores de la ley de identidad de género, que en el texto se define como "la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento".

Ante la solicitud de cambio de identidad, el Registro Civil debe proceder a emitir una nueva partida de nacimiento ajustándola a los cambios.

Uno de los artículos más controvertidos de la ley refiere a los menores de 18 años, quienes podrán iniciar el trámite de rectificación registral a través de sus representantes legales. Si no tuvieran su consentimiento, un juez tendrá que intervenir.

MUERTE DIGNA

Además, el Senado argentino aprobó por mayoría abrumadora una iniciativa de ley para "morir con dignidad", la cual busca darle a los pacientes terminales y sus familias más capacidad de decidir cómo pasar sus últimos días.

La ley fue aprobada por una votación de 55 a cero, con 17 senadores ausentes.

Ahora, las familias argentinas no tendrán que luchar por hallar jueces que les ordenen a los médicos poner fin al apoyo vital a sus familiares moribundos o en un estado vegetativo permanente.

Obtener dicha aprobación puede ser muy difícil en muchos países, particularmente en América Latina, donde la oposición de la Iglesia Católica aún es fuerte.

La ley, aprobada en la Cámara de Diputados el año pasado, se aplica tanto a los enfermos terminales como a los pacientes que sufren enfermedades o heridas irreversibles e incurables, y establece que tienen derecho a negarse a operaciones quirúrgicas, hidratación y nutrición, reanimación y sistemas de soporte vital.

En vez de buscar una orden judicial, todo lo que necesitan es preparar una instrucción anticipada sobre el cuidado de su salud y firmarla ante un notario, con dos testigos presentes.

Los desafíos éticos que implica la situación se agravan cuando el paciente ya no puede hablar y no ha preparado un documento formal anticipadamente. En estos casos, la ley argentina faculta a los familiares o representantes legales a tomar la decisión en nombre del paciente.

Algunos legisladores manifestaron malestar por la posibilidad de desconectar el soporte vital a alguien que ya no puede comunicarse. El diputado Julián Obligo, del partido conservador PRO (Propuesta Republicana), rogó a sus colegas eliminar esa referencia bajo el argumento de que equivalía a eutanasia al acelerar la muerte.

DILEMAS ÉTICOS

Sonia Escudero, miembro disidente del partido peronista gobernante, sostuvo que retirar la nutrición y la hidratación podría causar dolor a un moribundo.

Pero expertos en Medicina y Bioética manifestaron lo contrario: que las evidencias científicas demuestran que los moribundos naturalmente dejan de comer y beber por un motivo, que sus organismos se están extinguiendo y que alimentarlos forzosamente les causa dolor. En cambio, sin alimentos ni bebida, el metabolismo produce sustancias que causan un sentimiento de euforia.

Al retirar las sondas de alimentación, "uno hace que pasen su tiempo más cómodos, no menos, cuando están cerca de la muerte", expresó Dan Brock, profesor de ética médica en la Universidad de Harvard en Cambridge, Massachusetts. "Toda la evidencia indica que no están sufriendo", agregó.

"Esto fue altamente controversial hace 20 años cuando comenzó a debatirse en Estados Unidos y la Iglesia católica aún se opone a ello oficialmente, pero de todas formas aquí ya es ahora un asunto de práctica médica aceptada", agregó Brock.

Por su parte, la doctora Isabel Pincemin, directora médica del Hospicio San Camilo consideró: "una de las cosas más negadas en nuestra sociedad es la muerte. Hay una negación de nuestra finalidad. Hemos perdido el conocimiento que la muerte es parte de la naturaleza, y así tratan de mantener la vida aún en situaciones imposibles".

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