domingo, 28 de junio de 2015

Parejas del mismo sexo luchan por su reconocimiento legal como familia

Hans y Víctor son una de las diez parejas que decidieron contar su historia de amor en el libro Si tú me dices ven, lo dejo todo, donde visibilizan su lucha por el reconocimiento legal de las parejas del mismo sexo como una familia.
“La idea de escribir sobre estas historias de amor surge de la necesidad de visibilizar el reconocimiento del ‘acuerdo de vida en familia’ en Bolivia”, dijo a Cambio David Aruquipa Pérez, el activista en derechos humanos y gestor cultural que escribió el texto, que será presentado el viernes 3 de julio en el Museo de Etnografía y Folklore (Musef), en La Paz.
“El libro hace justicia al amor”, asegura el autor, quien también incluyó el testimonio de vida que tiene junto con su pareja, Guido Montaño, también activista como él.
El ‘acuerdo de vida en familia’ no es lo mismo que el matrimonio igualitario, diferencia Aruquipa. “Es un mecanismo que posibilita a personas del mismo sexo ser reconocidas legalmente por el Estado y tener las garantías para poder ejercer ciertos derechos y acceder a ciertos beneficios sociales”, explica.
Según el activista, ya se tiene una puerta abierta para la legalización de este mecanismo en el Código de Familias, en el artículo transitorio 5, que señala que deben generarse mecanismos legales para el reconocimiento de todas las familias que aún no son reconocidas como tal.
Algunos beneficios sociales
Entre los beneficios sociales y derechos a los que tendrían acceso las parejas del mismo sexo al ser reconocidas como familia se encuentran, por ejemplo, el reconocimiento legal del o la compañera para tener bienes compartidos en pareja, recibir herencia de bienes, ser beneficiario del seguro social, o sacar préstamos compartidos.
Por el momento no se habla del derecho a la paternidad, aclara Aruquipa. Según su juicio, esta demanda debe ser discutida en otros contextos, donde se analice el perjuicio que se les causa a los pequeños que se quedan sin ser adoptados y sin un seno familiar en casas de acogida.
“No discutir sobre este tema no es negarle la posibilidad de ejercer paternidad a parejas del mismo sexo. Es negarles el derecho a ser adoptados y tener mejores condiciones dentro de un seno familiar a miles de niños y niñas”, manifestó.
Testimonio
“Las historias relatadas en este libro son la demostración de que somos seres humanos con sentimientos, con afectos, con necesidades, con luchas... que somos una familia”, manifiesta Aruquipa.
Él por ejemplo vive con Guido desde agosto de 2009, aunque se identificó públicamente como homosexual desde su juventud.
Varios años antes de tomar la decisión de vivir en pareja, vivió, veló y crió a su hijo David Alejandro, quien, a pesar de compartir la lucha de su padre y ser defensor activo de los derechos sexuales del colectivo TLGB (Trans, Lesbianas, Gays y Bisexuales de Bolivia), es un joven heterosexual, de profesión ingeniero.
Cuando David llamó a Guido para decirle que estaba decidido a vivir con él, su hijo tenía 23 años. Desde el primer momento David Alejandro respaldó a su padre en su decisión. Le respondió que si amaba a Guido debía seguir adelante. “Hoy son una familia como cualquier otra. Una familia que se ama y se apoya siempre”, dice David.

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